Cuando estaba acabando de escribir estos recuerdos de Agosto de 1979, apareció en el morral del tío Rafael la siguiente carta: “Mis queridos mosqueteros ( Rodrigo, Jaime, Rafael, Diego y Javier ): Si alguna vez, cuando seáis mayores, os encontráis tristes o aburridos, no olvidéis que, siempre, existe un tesoro por buscar.
LA BRUJA DEL BARRANCO”


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